Agua con los mejores estándares de calidad
A diario Las Ceibas, Empresas Publicas de Neiva, mide 19 parámetros o variables en las muestras de agua potable de la ciudad para garantizar el tratamiento del líquido. “Con este riguroso control nos aseguramos de que el agua que entregamos sea apta para el consumo humano según la Resolución 2115 de 2007”, explica Olga Lucía Acosta, subgerente Técnica y Operativa de la empresa y asegura que de esta manera los usuarios reciben agua potable con una calificación óptima, sin riesgo.
Todas las empresas de servicios públicos del país deben cumplir por normativa con el Índice de Riesgo de Calidad del Agua, IRCA, un indicar muy estricto que mide el riesgo de la calidad del agua para consumo humano.
Las Ceibas realizan mediciones a partir de muestras recolectadas por la empresa todos los días y una vez al mes con el acompañamiento de la Secretaría de Salud Municipal se realiza contra muestra, que es analizada en el laboratorio de la Secretaría de Salud Departamental, para atestiguar la calidad, además del control y vigilancia establecido por la Secretaría de Salud cada mes en diferentes puntos de la red de distribución.
El proceso inicia con la captación en las bocatomas El Guayabo y El Tomo. “Nuestra fuente es muy limpia, y prueba de ello son las especies como el Pato de Torrente, que solo vive en ecosistemas de aguas puras; es necesario que pase por un proceso de tratamiento y descontaminación que la deja apta para el consumo humano”, explica la funcionaria.
Después de recorrer entre 7 y 12 kilómetros, dependiendo de la planta a la que llegue el agua cruda, inicia el tratamiento a través de un proceso físico-químico garantizando que la cantidad de minerales sean aptos para el consumo humano y que el agua cumpla con características físicas como su color, temperatura o la ausencia de olor. Por último está la desinfección en la que por medio de un proceso microbiológico se eliminan los microorganismos, de manera que el líquido suministrado cumpla con los requisitos de la Resolución 2115, que rige para todas empresas de servicios públicos del país. Para convertirla en potable, además de pasar por 8 procesos, se le adicionan sustancias especiales como cloro y coagulante que garanticen su calidad.
Varios de estos procesos están automatizados como las mediciones en línea a través de sensores que permiten medir la calidad del agua en tiempo real. “Además, trabajamos en la interconexión de las plantas Jardín y Kennedy (de las que depende la distribución al 70% de la ciudad) con el reservorio, para que nos permita amortiguar las situaciones de emergencia por taponamientos en bocatomas como consecuencia de las condiciones climáticas, lluvias fuertes o torrenciales que haya en la cuenca”, explica Acosta Guzmán.