El asesinato de Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948
Por Delimiro Moreno
Se cumplen hoy 71 años del asesinato del jefe del liberalismo colombiano, Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948, en Bogotá.
Primero, habrá que contarle a la juventud de hoy quién fue este líder popular, esperanza de la juventud del medio siglo XX en Colombia: defensor de las víctimas de la masacre de las bananeras en diciembre de 1928 que dejó miles de muertos campesinos; alcalde de Bogotá y ministro de Educación, se convirtió en el líder de las masas populares al enarbolar la bandera de la “recuperación moral de la República”, con la cual aspiró a la presidencia para implantar en Colombia un régimen distinto al que las oligarquías liberales y conservadoras nos han impuesto hasta el día de hoy. Para impedirlo, lo mataron.
Porque su asesinato no fue un hecho aislado, fruto de la locura criminal de un desequilibrado, un rayo en medio de la calma, que desató sobre el país la violencia desencadenada por sus copartidarios en venganza por ese magnicidio, sino la culminación de un proceso de exterminio del liberalismo iniciado por el conservatismo en el poder desde 1946, para mantenerse en él, a pesar de ser un partido minoritario.
Ese año, la división del partido absolutamente mayoritario, el liberal auspiciada por su propia dirección con el apoyo de la conservadora, hizo posible el triunfo del candidato minoritario Mariano Ospina Pérez, gracias al hábil juego del verdadero jefe del conservatismo, Laureano Gómez, para impedir la unión de sus contrincantes que se hubiera presentado si el candidato fuera él mismo. Llegado a la presidencia, el partido conservador desencadenó la violencia para impedir que su contrario, por la mayoría que ostentaba, regresara al poder.
Esa violencia, desatada desde arriba, se inició en 1947 con la conservatización de la policía y el ejército, y se extendió gracias a la acción de paramilitares conocidos entonces como “los chulavitas”, que persiguieron con saña criminal a los liberales para impedirles cedularse y ejercer sus derechos electorales. En febrero de 1948, Jorge Eliécer Gaitán dos meses antes de su asesinato, entonces jefe único del liberalismo y candidato suyo a la Presidencia, a la cual habría llegado democráticamente, presidió la más grande manifestación que hasta entonces había visto Bogotá, convocada para protestar pacíficamente y en absoluto silencio contra esa persecución. Allí, Gaitán pronunció la Oración por la Paz en la cual pedía al presidente Ospina respeto por la vida de sus compatriotas liberales asesinados por millares en pueblos y veredas por sus convicciones políticas. Ese discurso le costó la vida porque demostró que su triunfante llegada a la Presidencia en 1950 solo podía atajarse con su muerte.
Se inició así la guerra cuyos coletazos vivimos 72 años después, tras los acuerdos de La Habana y el Teatro Colón que los partidarios de la guerra, quieren hacer trizas.
Por eso, es importante conocer las razones de este asesinato cometido hace 71 años.