El cóndor andino, en peligro de extinción. Se cree que hay menos de 150 cóndores en el país
#EspecialAmbiental La pérdida de las zonas boscosas, la ganadería, la cacería y hasta creencias de brujería tienen al cóndor de los Andes en peligro crítico de extinción. Se calcula que no más de 150 de estas aves sobreviven en medio natural, aunque no hay estudios que lo confirmen.
Del 13 al 15 de febrero, el país realizará el primer censo de esta ave, trabajo que contará con la participación de ciudadanos. La deforestación y cacería tienen al borde de la extinción a este animal silvestre que hace parte de un símbolo patrio. Todo indica que en Colombia no sobreviven más de 150 cóndores de los Andes, según el Libro Rojo de las Aves de Colombia que lo incluye en el listado de especies en peligro de extinción.
El cóndor andino está cada vez más cercano a desaparecer del territorio nacional debido a la mano del hombre, como la deforestación, expansión de la frontera agrícola hacia los bosques andinos y páramos, cacería, envenenamientos y mitos falsos que lo asocian con la brujería.
Esta especie sobrevuela los nevados de Santa Marta y El Cocuy y en algunos páramos entre Santander y Norte de Santander y en zonas como La Guajira, Cesar y Cauca. También se han reportado en los Parques Nacionales Puracé (Cauca y Huila), Tamá (Norte de Santander), Chingaza (Cundinamarca), Galeras (Nariño) y Los Nevados (Tolima, Quindío y Caldas), entre otros.
Sus Características:
El Cóndor macho, que alcanza un peso de hasta 15 kilos, posee una cresta protuberante en la frente, mientras que la hembra intimida con sus ojos de color rojo encendido. Comen hasta 2,5 kilogramos de comida y acumulan reservas de grasa que le permiten sobrevivir durante largas semanas sin alimento. Esta especie anida en riscos de difícil acceso para el hombre y los depredadores. El macho y la hembra toman turnos para incubar el huevo o cuidar al polluelo. Sus tasas reproductivas son extremadamente bajas, ya que la hembra pone un solo huevo cada dos o tres años. El cóndor ha sido reportado en varias áreas protegidas del país, como los Parques Nacionales Puracé, Tamá, El Cocuy, Pisba, Chingaza, Los Nevados y la Sierra Nevada de Santa Marta, y los santuarios de flora y fauna Galeras y Guanentá alto río Fonce.
A pesar del rechazo por la ciudadanía, estas aves le generan importantes beneficios al hombre, como acelerar la descomposición de la carroña, recluir la probabilidad de transición de enfermedades generadas por patógenos de animales en descomposición y disminuir la presencia de especies que transmiten enfermedades como roedores y perros.
