La Irrupción Tecnológica en Nuestras vidas

 La Irrupción Tecnológica en Nuestras vidas

Por: Carmelo Otálora

La irrupción se    define   como    un acto repentino sorpresivo, el ingreso impetuoso de alguien o algo. No hace más de 25 en que se produjo la irrupción de la tecnología en nuestras vidas y los   profundos cambios que ha producido en la sociedad, nos sorprenden y nos seguirán sorprendiendo, porque es un proceso que apenas comienza   y seguirá impactando en el campo de la comunicación, la biotecnología, la neurociencia, robótica y tantas ramas de la ciencia que hoy sienten el impacto de la inteligencia artificial.

En poco tiempo, pasamos de la máquina de escribir, el esténcil, telefonía tradicional, cartas, telegramas, enciclopedias, libros y relojes al acelerado mundo de la era digital, en que las distancias desaparecieron, la información dejó de ser un botín de privilegiados, la inteligencia artificial poco a poco remplaza nuestra propia inteligencia a la que considera obsoleta en cuanto a los algoritmos que utiliza, muchos de ellos propios de las primeras fases evolutivas.

Gústenos o no, su impacto social y cultural   es irruptivo, hecho que causa sorpresa, estupor admiración y en la mayoría de los casos no sabemos lo que está ocurriendo. Se nos está olvidando escribir, la lectura comprensiva es una ilusión en medio de la maraña de información que circula por la internet.   Nuestros índices de atención   no llegan a 9 segundos, casi iguales a la de un pez de colores, el tiempo libre es solo una ilusión, no podemos despegarnos del móvil ni siquiera mientras utilizamos el sanitario, sentimos un miedo terrible al no tenerlo cerca. Necesitamos permanentemente comunicarnos con alguien por cualquiera de las redes. Terminamos por convertirnos en meros consumidores manipulables de los dueños de la información que la utilizan a su antojo para fines económicos y políticos.

Sin duda, que las personas que nacimos en el siglo XX, somos seres privilegiados, que estuvimos en el parteaguas de la historia y con razón se afirma que somos habitantes del pasado viviendo en el presente, haciendo grandes esfuerzos por aprender y desaprender.

Ante tanta incertidumbre y tantas maravillas que plantea la inteligencia artificial, nos dice Yubal Noah, que lo mejor que podemos hacer, es dejar el tono de profetas del desastre y pasar del modo, pánico al de perplejidad. Para Yubal, el pánico no es más que una forma de arrogancia, que proviene de la sensación petulante de saber exactamente hasta dónde se dirige el mundo:   cuesta abajo. Señala además, que por el contrario, asumir actitudes de perplejidad es más conveniente, la perplejidad es más humilde y perspicaz. Si en vez de salir gritando como los profetas antiguos, que   el fin está cerca, que se nos vino el apocalipsis, es mejor señalar perplejos: “no es eso. Lo cierto es que no entiendo qué está ocurriendo en el mundo” 

Así que el camino parece ser en términos prácticos, el  de regresar al aprendizaje de valores, la lectoescritura, la apreciación musical y artística, enseñar el valor del   trabajo colaborativo, y la sana convivencia,   como  tareas esenciales para todos. Seguir insistiendo en impartir información en universidades y colegios es un hecho obsoleto. Esa es tarea de las redes. Le corresponde a la escuela, enseñar a utilizarla, valorarla y producir conocimiento.              

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