Mayo, mes del sentimiento materno.
Por: Carmelo Otálora Figueroa.
Es tradicional en Colombia, que por el mes de mayo se consagre un día a rendir un homenaje especial a las madres. Por lo general ésta fecha corresponde a al segundo domingo del mes, aunque en forma indistinta en las diferentes regiones, se escojan otras fechas.
A diferencia de otros mamíferos, cuya vida sexual y por lo tanto la concepción, está condicionada por los llamados periodos de celo, en los seres humanos, dado el alto desarrollo de la inteligencia, la decisión de procrear, es una opción que la mujer puede tomar libremente. La ciencia afirma que incluso el instintito materno como el de amamantar, cuidar y proteger al bebé, no es un sentimiento innato en la mujer, sino que éste surge en momentos posteriores al embarazo y al parto, por razones de orden hormonal dirigidas por el cerebro.
El instintito materno, dentro de la sociedad, ha generado todo un imaginario en relación con la forma como los hijos y esposos, conciben ese papel de la madre, dadora incondicional de protección, cariño y apoyo. Por encima del sentimiento que se pueda tener por el padre, el amor por la madre es algo indefinible y trasciende a la misma vida.
Esta celebración teniendo en cuenta nuestro ambiente festivo, ha tenido una gran significación en Colombia a lo largo del tiempo. Música, regalos, comidas, han sido parte integral de las celebraciones. El sentimiento que crea la celebración, se entiende mejor si escuchamos la letra de canciones como Clavelito Rojo interpretada por Tito Cortez, que fue parte esencial de las celebraciones en el pasado. Con éste tema, esposos hijos y amigos, se emborrachaban durante las celebraciones en muchas ocasiones clausuradas con peleas, mientras la madre objeto de la celebración, continuaba impasible en la cocina haciendo sancocho para los celebrantes.
La canción evoca el clavelito rojo que los niños de la escuela de esos tiempos, portaban en la camisa de su uniforme en este día, si la tenían viva o por el contrario blanco si tenían la desdicha de tenerla muerta, hecho que creaba unas atmosferas de sentimientos encontrados que parecían más un acto de masoquismo colectivo.
Los huilenses no hemos sido afortunados en la forma de expresar los sentimientos sin trago, pero gracias a la educación, poco a poco las cosas van cambiando. Ya no damos como regalos a la madres, sartenes y olletas, sino algo más asociado a la feminidad y condición de madres. Se invitan a un almuerzo o a un lugar de diversión.
Muchas cosas pasan, pero sin duda el sentimiento materno permanece. Ojalá hagamos de las celebraciones y festejos en su honor, un espacio, para mejorar nuestras relaciones familiares, luchar contra los sentimientos machistas y darles el mejor regalo como hijos: un comportamiento y acciones que enfoquen a concretar el sueño de toda madre: que es el de ver sus hijos gozando una calidad de vida mejor que la que ellas vivieron, pues su sentimiento materno, se prolonga por toda la vida. “Familia es familia y cariño es cariño”.