PACHO VACCA VIVE EN LA 8

 PACHO VACCA VIVE EN LA 8

Por :Liseth R. Ortega

Eran finales de los 70’s y la situación en Colombia se tornaba en un ambiente conflictivo.

Como resultado de las malas políticas, había muchas familias en extrema pobreza material y mental. Neiva, estaba empezando a crecer hacia el sur oriente y muchas personas de escasos recursos decidieron trasladarse hacia este sitio en busca de tener un lugar para llamar hogar.

Las oportunidades de trascender allí eran difíciles, nadie le ponía el ojo hacia esos terrenos conocidos hoy como comuna 8, excepto si era temporada de elecciones.

Las personas del sector no contaban con los servicios básicos como agua potable ni alcantarillado y a pesar de que los malos olores por el contacto constante con las aguas residuales que pasaban por las calles ocasionaban enfermedades e infecciones y la falta de agua para consumir los perjudicaba, no sentían el valor para luchar por vivir en una mejor condición pues ya muchos ahí, lo habían normalizado.

A la par, un grupo de personas que vivían en otras comunas aquí en Neiva, sintieron la necesidad de buscar una forma de cambiar el norte que el llamado “Filo de Hambre” estaba llevando.  Ese afán por actuar y no dejar una idea solo en deseo, sino que tomar la decisión de transformarla a la realidad, fue lo que hizo que este grupo de líderes aún sigan vivos en la comuna y sus obras transcendieran en la sociedad. A pesar de tantos atropellos por parte del gobierno e inconvenientes, el resultado de esta labor ha tenido reconocimiento a lo largo de sus etapas y trabajo a nivel nacional e internacional.

Este grupo de personas vieron como solución al problema, crear una escuela que llevaría por nombre Escuela Popular Claretiana, construida por la misma comunidad a lo que mucha gente del sector se unieron, incluyendo la junta de acción comunal, el padre Angel Signori, la que sería rectora de esta escuela Luz Posada y muchos jóvenes que dedicaron su vida a este nuevo proyecto social.

La finalidad era demostrarles a estas personas, que el trabajo organizado en equipo era posible y que el luchar sabiamente por el bienestar de todos era un deber, ya que de ahí nacía un mejor futuro en especial para los niños.

Se empezaron a realizar varias actividades en la comuna y desde ahí ese ambiente fraternal entre las personas del sector y La escuela popular Claretiana (siendo esta el eje), se entrelazó a tal punto de convertirse en una familia. El ejemplo de unos pocos, empapó las mentes de muchos y esa ideología egoísta de pensar solo en uno, se transformó a pensar en todos, haciendo que se cumplieran varios objetivos como el de la construcción del sistema de alcantarillado y la red de acueducto.

Muchos de los profesores de esta popular escuela decidieron vivir en la comuna 8. Ellos eran personas enfocadas a la labor social, apasionados a colaborarle a los demás, a servir con ansias de darles una oportunidad distinta y consideraban que no era posible ayudar a la gente si no se sentía el dolor y las necesidades de ellos. Eso era lo que marcaba la diferencia, pues las personas apreciaban verlos ahí entre la comunidad con picas y palas construyendo la escuela, reconstruyendo un tejido social lleno de amor y compromiso; acciones, que hacían dar credibilidad a sus palabras.

Dentro de este grupo de docentes líderes, se encontraba un hombre que literalmente se casó con la comunidad. Fue pieza fundamental en la creación de la escuela y protagonista importante en cada uno de los programas sociales que se desarrollaron en el sector. Amaba enseñar y ayudó a que las personas soñaran con una mejor vida demostrándoles con hechos, que existían oportunidades y que solo había que saber buscarlas. Su nombre era Francisco Vacca pero quienes lo conocieron y tuvieron la dicha de compartir con él lo llamaban “Pachito”.

Fue un líder valeroso a quien  mucha gente lo seguía, pues el don que tenía para acercarse a las personas y la necesidad honesta que sentía de ayudar, hizo que la comuna se encariñara con él, ganándose así el apoyo y respeto de todos.

Su trabajo en la comuna 8, se desarrolló con la compañía de mujeres, quienes gracias a la labor de la escuela y de él, ellas empezaron a sentir que tenían un papel importante por ejecutar en la sociedad. Pachito fue mediador y tejedor entre ellas y personas que podían apostarle a los proyectos de innovación que desarrollaban, como el primer centro naturista que existió en Neiva, aunque por desconocimiento de las autoridades de salud en ese tiempo, no les dieron a estas mujeres la posibilidad de seguir trabajando en esta área. Aun así, el trabajo de investigación hacía explorar nuevas posibilidades, daban a su vez oportunidades a las personas de la comuna para trabajar, generando el sustento para sus familias. Todo era un engranaje, cada uno era parte esencial en este proyecto con al que muchos se apropiaron.

Buscaron también la forma de crear una panadería donde las muchachas de pacho (madres de familia y mujeres enamoradas a este proceso social), estaban siempre optimistas a forjar. Todas las actividades que desarrollaron en el sector tenían como finalidad brindarle mejores oportunidades a la infancia y juventud, así que usaron el arte como la danza, el teatro y grupos cristianos, para que ellos tuvieran una visualización distinta de la vida. Los profesores y Pacho sabían que la razón de ser de la sociedad nacía desde los hogares de la mano con la escuela y por eso el éxito de estos procesos, ya que no se conformaron solo en ser transmisores de un saber, si no en transformadores de vidas. 

Con acciones pequeñas llenas de compromiso empezaron a crear la revolución del conocimiento y oportunidad en la comuna.

La comunidad empezó a tener fuerza para gritar por que no se les vulnerara un derecho, aprendieron a trabajar en equipo y entendieron que entre todos era más fácil cumplir un objetivo.

Pachito tuvo la facilidad de consolidar amistades no solo en la comuna 8, si no en gran parte de la ciudad e inclusive en otros municipios como Campoalegre, por eso le resultaba fácil ser lazo de unión entre tantos procesos y proyectos.

Trabajó de la mano con los líderes de la comuna 6 quienes lamentablemente fueron asesinados y pese al peligro, él decidió continuar con la labor que estos mártires del estado desarrollaban en el sur de Neiva.

Ayudó a un proceso agrario de recuperación de tierras de las comunidades indígenas (Támas) denominado Paniquita, trabajó de la mano en proyectos agrarios con muchos campesinos en Campoalegre, fue cofundador de la Escuela Popular Claretiana y profesor en ella, retomó proyectos para el desarrollo cultural y social ejecutados en la comuna 6 en honor a la labor que realizaron los lideres asesinados allí y aparte de eso, la comuna 8 era su mas grande tesoro porque él fue uno de los pioneros en la realización del nuevo proceso de educación de la escuela popular y del sector.

Entenderán el cariño que la gente de distintas partes le tenían, pues su vida realmente fue la comunidad.

El miércoles 4 de Junio del año 1996 en la noche, pacho se dirigía hacia Campoalegre con la finalidad de trabajar con los campesinos. De repente empezó a deambular la noticia que nadie esperaba ni quería escuchar, “Pachito murió en un accidente”.

La versión inicial fue que una volqueta fantasma lo atropello y huyo del lugar dejando a Pacho de tan solo 33 años, tirado en el piso donde falleció.

Las voces que pregonaban de alegría cada vez que Pachito llegaba a las comunidades donde trabajaba, se enmudecieron, el nudo en la garganta y el sin sabor amargo de no entender el porque a alguien como a Pacho le pasó esto, llenaba de incertidumbre y desconcierto a las personas. Un mar de lágrimas vertía desde lo alto del filo y evidentemente su muerte, apagó la esperanza de muchas personas que habían encontrado un camino con mejor horizonte gracias a él.

Pachito era el conector principal de muchas actividades desarrolladas en los sectores marginados de Neiva y sin él, muchas de éstas se perdieron. Al realizar una investigación referente a la muerte de Pacho, se supo que la volqueta que lo atropello era de un municipio cercano a Campoalegre y que el aparente accidente fue programado con anterioridad.

Para esos tiempos el gobierno colombiano, hizo muchos asesinatos de líderes como Pacho no solo en Neiva, sino también a nivel nacional. En cuanto a la comuna 8 el ver como el estado atentaba en contra de la vida de varios líderes como vecinos, amigos, familia e inclusive profesores de la Escuela Popular Claretiana, fue un golpe del cuál aún no se ha podido reparar.

A pesar de que la Escuela Popular Claretiana seguía con su labor social, muchos procesos que Pachito llevaba con la comunidad perdieron fuerza por miedo, desconfianza e inclusive muchas familias decidieron irse de la comuna 8.

Tres años después de este sentido asesinato, las muchachas de Pacho tomaron valor para continuar con algunos de los procesos que él había iniciado con ellas. Obviamente el nombrarlo era llamar el llanto y aún después de 22 años de su muerte es un tema que duele, pero Doris Serrano, una de las madres de familia que se entregó de cuerpo y alma a esta labor social desde sus inicios,  fue quien por medio de su liderazgo impulsó a las demás muchachas a seguir trabajando en pro de la comuna 8.

El deseo de estas mujeres de no perder la memoria de lo que fue Pacho y  las ganas por parte del reconocido profesor de psicología de la USCO Julio Jaime, por apoyar y trabajar a favor de los sectores vulnerados mediante la psicología comunitaria, crearon la BIBLIOTECA POPULAR  FRANCISCO VACCA, con recursos propios, ubicada en la comuna 8 en el barrio los Alpes. Actualmente las Cuchachas (como ahora se hacen llamar) y programa de psicología liderado por el profesor Julio Jaime y acompañado por estudiantes de psicología, trabajan de la mano haciéndoles recordar a las personas todas esas historias que le dieron vida al sector y contándoselas a las nuevas generaciones para mantener vivo la memoria del querido Francisco Vacca. 

El estado en su actuar egoísta y con la intensión de perpetuarse en el poder,  destroza el alma del verdadero ser de la sociedad.

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