(PTAR): Una promesa de largo aliento para Neiva

Por Luz Ayda Pastrana

Desde 1996, la ciudad de Neiva ha estado esperando la concreción de un proyecto clave para su desarrollo y bienestar: la construcción de la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR). Un proyecto que ha pasado de un simple estudio de viabilidad a un sueño de décadas que, finalmente, empieza a tomar forma en la actual administración del ingeniero Germán Casagua. No obstante, este anhelo, que podría transformar la calidad de vida de los neivanos y el futuro medioambiental de la región, ha sido también una muestra palpable de los largos procesos burocráticos y las dificultades para materializar iniciativas de esta magnitud.

La historia de la PTAR comienza en el gobierno del Dr  Plazas Alcíd, donde se dio el primer paso: un estudio preliminar que sentó las bases de lo que en su momento se visualizó como un proyecto fundamental para la ciudad. Sin embargo, más allá de las intenciones, los avances fueron lentos y el proceso quedó estancado por años, como ocurre con muchos otros proyectos de infraestructura en nuestro país. Fue en la administración del Dr Pedro Suárez donde se dio un nuevo impulso, con la realización de un segundo estudio y la compra de predios destinados a la futura ubicación de la planta. A pesar de estos avances, la PTAR seguía siendo una promesa más que una realidad tangible.

Ahora, con la administración del ingeniero Germán Casagua, la PTAR ha vuelto a la agenda, y en este momento desde el equipo #LUZPARAELHUILA hemos asistido y participado en la segunda mesa de trabajo para la socialización del proyecto. Este paso es crucial, pues con la contratación de una consultoría que revisa todos los estudios previos, se busca dar certeza y transparencia a un proyecto que, de concretarse, representaría no solo una mejora significativa en la calidad del agua de Neiva, sino también un avance en el cuidado del medio ambiente, un tema cada vez más urgente.

Lo que más resalta de esta nueva fase es la voluntad política que se ha mostrado en torno a la PTAR, así como la apertura para discutirlo y socializarlo con la comunidad. La obra es más que un tema técnico; es una promesa de campaña de muchos alcaldes anteriores, que tiene que ser cumplida, no solo porque es un compromiso asumido por el actual gobierno, sino porque es una deuda que tenemos como ciudad capital con nuestros ciudadanos y con el medio ambiente.

Sin embargo, para que este proyecto se materialice, es necesario que todos los actores involucrados desde la administración municipal,  departamental y pasando por el gobierno nacional, hasta la ciudadanía misma se unan en un esfuerzo común. La falta de una PTAR en Neiva no solo nos coloca en una posición de vulnerabilidad frente a la creciente presión de la urbanización y el cambio climático, sino que es también un reflejo de una histórica falta de planificación e inversión en infraestructura ambiental.

Como neivanos, debemos exigir que esta vez no sea solo una promesa más que se diluye en el tiempo, sino que sea un compromiso firme con el futuro de nuestra ciudad. La PTAR es un proyecto que, más allá de ser técnico, es una cuestión de justicia social, de responsabilidad con las generaciones venideras; y de ser una deuda histórica con nuestro Río Magdalena. Si logramos unir esfuerzos, la PTAR podrá ser la piedra angular de una Neiva más limpia, saludable y sostenible.

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