SAÚL SANMIGUEL, el nombre detrás de un gran legado en el café opita

 SAÚL SANMIGUEL, el nombre detrás de un gran legado en el café opita

El 15 de abril de 1956, rodeados por el clima peculiar de la capital huilense, una pareja de jóvenes conformada por una excelente modista y un apasionado electricista, le daba la bienvenida a este mundo al segundo de sus 7 hijos a quien llamarían Saúl Sanmiguel Ortiz.

Para ese entonces, el café era un grano que estaba en auge en Colombia y muchos caficultores de las zonas rurales del departamento del Huila, en especial los pequeños productores, vieron necesario crear una cooperativa con la finalidad de que beneficiara a los socios, en cada uno de los procesos de producción y comercialización del café. De esta gran iniciativa, sobre el año 1963, en Neiva, los caficultores le dieron vida a la cooperativa CAFIHUILA, entidad que representaría los intereses del gremio opita.

El Huila empezaba a dar pasos fuertes como productor de café, por ende, la cooperativa crecía a la par, gracias al aumento del monocultivo de este grano. Al conocer los excelentes resultados que el sistema cooperativo brindaba a sus socios, creció otra necesidad; la de cubrir cada rincón cafetero del departamento, así que, en el año 1973, por iniciativa de algunos cafeteros se constituyó la cooperativa del sur con sede principal en Pitalito y llegó a abarcar 9 municipios de la zona sur del departamento: Timana, Elías, Acevedo, Oporapa Saladoblanco, Pitalito, Isnos, Palestina y San Agustín.

Al igual que el sur, la zona occidental del Huila, decidió separarse de CAFIHUILA, para conformar en el año 1979 la cooperativa de Occidente COOCCIDENTE. Los municipios asociados fueron 5, Tesalia, Paicol, la Argentina, Nataga y la plata donde en este último tenían la sede.

Fue así como después de 16 años de la fundación de CAFIHUILA, se redujo a la zona norte del departamento, con un área de influencia de 13 municipios, Hobo, Algeciras, Campoalegre, Rivera, Colombia, Baraya, Tello, Palermo, Santa María, Teruel, Iquira, Aipe y Neiva.

En este mismo año, Saúl Sanmiguel disfrutaba de sus 23, con un pensamiento y visión bastante maduro para su edad, pues desde que él era un niño, sintió junto con su hermano mayor la obligación moral de apoyar a sus padres económicamente, ya que pese a todo el esfuerzo que dedicaban sus progenitores para brindarles a él y cada uno de sus hermanos todo lo mejor, al final del día esto último se quedaba en deseos, pues el dinero no alcanzaba. Así que aprendió a usar y organizar su tiempo desde niño, alternando sus estudios con su trabajo, adquiriendo responsabilidad en cada uno de sus compromisos.

Gracias a toda esa experiencia que la vida le había brindado desde pequeño, él se forjó como un hombre con carácter, decidido, con un corazón noble, una gran personalidad, un verdadero líder y lo llenó de unas ganas insaciables de ayudar en el crecimiento de cualquier aspecto, a otras personas; Por eso se le abrieron las puertas para trabajar en COAGROHUILA, como tesorero-pagador.

Un año antes (1978), de tener esta oportunidad laboral, Saúl conoció al amor de su vida. Fue en una reunión de amigos donde él estuvo con sus hermanos y hermanas. El ambiente estaba alegre pero sus ojos quedaron enredados en el rostro de una bella joven que presenciaba también el lugar.  La sonrisa perfecta de aquella chica de 18 años que traía un vestido de flores lo enamoró inesperadamente. Él vio en ella todo lo que esperaba encontrar en una mujer, así que se tomó su tiempo para dedicarse a enamorarla mostrándole con hechos, todo lo que sus palabras decían.

El 9 de enero de 1982, cuatro años después de ese primer encuentro, Yanith Benavides Rodríguez aparte de ser el amor de su vida, se convirtió en su esposa. Su unión fue bendecida por Dios, en la Catedral de Neiva.

Saúl, se sentía el hombre más afortunado del mundo, pues a pesar de las dificultades por las que pasó al ser niño, el camino le seguía abriendo oportunidades. Tenía a su lado una mujer que lo apoyaba, lo amaba, lo ayudaba a crecer y siempre estuvo para él. Tenía un trabajo que lo estaba guiando hacia el área del cual sería un apasionado y en 1987 con 31 años de edad, culminó sus estudios como administrador de empresas en la universidad Surcolombiana.

En 1989 terminó su labor como tesorero en COAGROHUILA, e inició a trabajar como asistente administrativo en CAFIHUILA (cooperativa de caficultores del Huila).

Lamentablemente para el sector cafetero departamental, se iniciaba en este año una crisis por el mal clima que arropaba al campo huilense y sobre todo por el rompimiento del pacto internacional del café. Fue en este momento, donde Saúl Sanmiguel mostró a grandes rasgos, un trabajo organizado que pintaba resultados reales gracias a las estrategias que implementó en su cargo, y al enfoque de sus objetivos que eran principalmente apoyar al asociado por igual sin importar la cantidad de producción que tenía cada uno. Finalizó su labor en CAFIHUILA en el año 1991, para iniciar un año con un nuevo reto en su vida.

Las habilidades y destrezas que demostraba en su trabajo, la forma de poner en práctica sus conocimientos en las distintas situaciones que se presentaba, la manera en ver hacia el futuro, lo llevó a ser gerente de COOCCIDENTE (1992 – 1993) y posteriormente gerente de las trilladoras del Huila CAFETRILLA (1993-1997).

Su necesidad de aprender y adquirir mayor conocimiento para poder ofrecer un excelente trabajo, lo motivó a realizar una especialización en el año 1996, de gestión tributaria y aduanera en la Universidad Cooperativa de Colombia. El 1 de agosto de 1997 tomó la gerencia de la cooperativa más grande que tenía el Huila, CAFIHUILA.

Las tres cooperativas de caficultores presentes en el departamento, le daban dinamismo y competitividad a la comercialización y producción del café, pero después del gran golpe económico que sufrió este sector en 1989, para el inicio del segundo milenio no habían podido retomar el camino de crecimiento que tenían. Así que, con la finalidad de resurgir en estos duros tiempos, el comité departamental de cafeteros decidió unir las tres cooperativas del Huila, (CAFIHUILA, COOCCIDENTE, COOPERATIVA DEL SUR) para conformar y crear a CADEFIHUILA en 2001.

Era de esperar que la persona idónea para asumir la gerencia de este gran desafío, era el señor Saúl Sanmiguel Ortiz, con una hoja de vida intachable, un verdadero apasionado y amante del café, con resultados verídicos y existentes de su trabajo, un visionario que en vez de ver la copa medio vacía la veía medio llena, con dones de un gran líder y con un carisma que contagiaba a cualquier persona de su energía.

Sanmiguel, sabía el gran reto que estaba afrontando, al aceptar la gerencia de CADEFIHUILA (cooperativa departamental de caficultores del Huila), ya que esta, se encontraba prácticamente en quiebra y muchos caficultores le habían perdido la confianza al sistema cooperativo. Así que literalmente, se puso las botas de caucho para hacer del campo su oficina sin importar las horas que debía caminar por trochas para llegar a las fincas de los caficultores y así tener un claro panorama de lo que era necesario cambiar dentro de la cooperativa, para poder brindar el mayor y mejor acompañamiento a las familias cafeteras del Huila.

Al conocer las dificultades por las que pasaban los cafeteros y las necesidades, empezó a fortalecer la cooperativa desde sus socios, convirtiéndolos en el objetivo principal de su trabajo como gerente.

Eran ellos quienes debían ganar en este gran proceso. Quitó de la organización gastos innecesarios, se rodeó de un gran equipo de trabajo que conocía y al igual que él les apasionaba el café, se asesoraba constantemente de otras personas conocedoras del grano y el comercio de este, brindaba capacitaciones constantemente a los socios motivándolos a producir café de calidad, y así fue como en el 2001 algo temeroso, da el primer paso, haciendo que CADEFIHUILA estuviera presente en la feria más importante del café a nivel mundial  SCAA EXPO realizada en Estados Unidos, para mostrar con orgullo el excelente producto que un rinconcito de Colombia al que llaman Huila, producía.

Este gran paso, fue importante para darse a conocer y presentarse ante potenciales compradores, así que mucho más seguro, CADEFIHUILA, hacía presencia con las marcas del exquisito café que sus socios producían, en cada una de las ferias a nivel internacional.

Con todos estos cambios, y las nuevas políticas que implementó en la cooperativa desde el inicio, después de 5 años, se empezaron a recoger los resultados del excelente trabajo que todos hacían en los distintos roles dentro de la cooperativa, desde los socios, hasta su gerente.

Sanmiguel, era consciente que todo lo que se movía en el mundo era de constantes cambios, inclusive el sector del café. Este es un sector que se innova permanentemente, y para él la innovación era algo apasionante. Él conocía que hacía unos años atrás, el café se compraba únicamente en pergamino, después empezó a meterse todo lo que tenía que ver con el rendimiento que son los kilos de café sacados en pergamino para un saco, luego se introdujo la taza. A raíz de esas innovaciones que se ha realizado durante el paso del tiempo, CADEFIHUILA se dio a la tarea de ir colocando en sitios estratégicos laboratorios de catación, y así realizaron experimentos muy interesantes, con la finalidad de tener los distintos cafés en tasa. Los cafés que se diferenciaban en tasa, son los que más se apetecen en el mercado internacional, así que siempre iban un paso adelante buscando administrar esos sabores representados en  oportunidades para encontrar  mercados alternativos.

La responsabilidad social fue  fundamental y un compromiso para Saúl Sanmiguel en CADEFIHUILA.

Realizó el acompañamiento de las familias de todos los asociados. Sus puertas y su tiempo sin importar los compromisos, siempre estuvieron abiertas y a disposición de cada uno de ellos. Visitaba sus cultivos, sus hogares. Conoció las necesidades que abrazaba a cada familia, fue un maestro que guiaba con sabiduría el camino de campesinos que encontraron en el café la esperanza de cambiar sus vidas.

Como cooperativa Becaron completamente cerca de 1.000 estudiantes, sin importar el tipo de carrera que eligieran, daban kits escolares, apoyaban distintos eventos a nivel comunitario, el garantizar un excelente servicio de salud a sus socios era primordial. Hicieron mejoramientos de vivienda, mejoramiento de secaderos, compra de fertilizantes, beneficiaderos generando cero contaminaciones, apoyo para el manejo ambiental, basculas, empaques y una serie de cosas que el caficultor necesita.

CADEFIHUILA creó su propia marca de café. En el 2014 hizo su primera exportación con 50.000 sacos y hasta mediados del 2018 llevaban 94.000 sacos exportados (solo en este año), negocio que hasta ese momento había generado once mil millones de pesos para apoyar a los asociados.

Saúl Sanmiguel en el 2015, era un nombre reconocido, respetado y bastante querido a nivel internacional. Su gran reputación como el gerente de CADEFIHUILA, lo llevó a concursar en la terna para la gerencia de la federación nacional de cafeteros. Estuvo dentro de los cuatro candidatos después de pasar varios filtros. No se dudaba que era la persona idónea para el cargo, pues su trayectoria y conocimiento sobre todos los procesos del café eran únicos e innegables. Desafortunadamente para el gremio nacional de cafeteros, quien era el presidente de Colombia en ese entonces (Juan Manuel Santos), eliminó a la terna donde se encontraba Sanmiguel y prácticamente “colocó” a un amigo diplomático que no tenía el conocimiento ni el perfil para liderar la federación, y demostraría su ineficiencia en el cargo años más adelante.

Saúl continuó su camino con fuerza en CADEFIHUILA, terminando de detallar ese sueño que visualizó 3 décadas atrás, ese sueño que ayudó a miles de familias huilenses a crecer en este sistema económico que suele acabar con las esperanzas de millones de familias colombianas.

El 30 de noviembre del 2018, con 62 años de vida, decidió que ya había puesto su granito de café especial en la cooperativa, en el Huila y en Colombia y dejó su labor como Gerente para disfrutar de sus tres hijos quienes seguían sus pasos fuertemente y de su compañía eterna, Yanith Benavides. Su familia siempre lo apoyó y acompañó en el camino.

En 30 años de gerencia, transformó una cooperativa que estaba casi en quiebra y a la cuál nadie le apostaba, en la cooperativa de caficultores más grande y sólida de Colombia. La dejó como la número 1 a nivel nacional en producción y exportación de café de calidad y en cantidad.

En el primer año de su gerencia, hubo una compra de cuatro millones de kilos (1998), ya en el 2018, año en que Saul entregó la gerencia, la cooperativa en promedio compraba entre 45 y 50 millones de kilos de café que en sacos serían 500 mil. En 1998 tenían un promedio de compra de 35 mil millones de pesos de manejo anual y para el 2018 se incrustaba en $420 mil millones por año, donde el 90% de exportación correspondía a café certificado y solo el 10% café convencional. Es la primera empresa agropecuaria del sur de Colombia y la dejó entre las 200 más grandes a nivel nacional.

Sanmiguel, finalmente demostró que el trabajo fuerte, constante y en equipo trae excelentes resultados, demostró que el sistema cooperativo es eficiente y garantiza el crecimiento constante de sus socios y de la cooperativa, demostró que detrás de cada grano de café se escondía una familia campesina que aún le apuesta al agro y le pone su empeño por mantener el nombre del Huila en alto en escenarios nacionales e internacionales, demostró que el luchar por un bienestar común se puede y da grandes resultados. Fue un hombre orgulloso de las personas que trabajaron con él para sacar este proyecto adelante y fue una persona que despertó cariño y confianza en los corazones de quienes tuvieron la dicha de conocerlo.

Después de CADEFIHUILA, junto con sus tres hijos y esposa, emprendió SANMIGUEL COMPAÑÍA COLOMBIANA AGRÍCOLA, una exportadora de café huilense, que genera oportunidades de crecimiento a más caficultores opitas. 

El 26 de enero del 2021, el Huila despertó con una lamentable noticia. Saul Sanmiguel Ortiz había perdido su batalla la noche anterior con una enfermedad que lo tomó por sorpresa. 

Un vacío inexplicable, zozobra y consternación crecía en el pecho de los cientos de miles de personas que lo conocieron a lo largo de su vida. Era increíble imaginar que ese hombre que amaba el fútbol y que lo jugaba constantemente con sus hijos y amigos, el mismo que brindaba un mensaje de apoyo cuando alguien lo necesitaba, el que valoraba y alardeaba del trabajo de los demás, ese excelente hijo, esposo, padre, amigo… dejaba de vivir.

Quedan dos grandes legados, sus hijos, quienes fueron forjados con amor, comprensión y dedicación y que muy seguramente mantendrán viva su esencia, y todo lo que se esconde detrás de CADEFIHUILA.

No hay duda de que su sonrisa y su carisma perdurará en los cafetales y su vida quedará grabada con letras MAYÚSCULAS en las preciadas hojas del tiempo que narra la historia del café en el Huila como EL HOMBRE QUE LE ABRIÓ LAS PUERTAS DEL MUNDO AL CAFÉ OPITA.

Por: Liseth R. Ortega

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