¿Solo entendemos con fuete y con multas?

 ¿Solo entendemos con  fuete  y con multas?

Por: Delimiro Moreno

(Escrito sobre una idea  original de la colega Íngrith Niño)

Pareciera que nuestra mentalidad  y acaso nuestra misma voluntad solo se moviera con fuete y con multas, que solo obedeciéramos a la parte más primaria del  cerebro –la reptiliana, según algunos científicos modernos de la mente-, la que  dirige nuestros actos biológicos  más simples  y rutinarios, y no por la que se encarga de  las  acciones más racionales y  civilizadas.

Lo decimos ante el espectáculo diario del comportamiento  de los conductores de toda clase de vehículos en la ciudad, desde las modestas bicicletas hasta  las atronadoras motos y los automóviles de última generación, casi ninguno responde a mínimas normas de comportamiento ciudadano dictadas para la  buena  convivencia entre  seres humanos. No   se respetan las normas del tránsito, se violan los semáforos, no se atienden  y  hasta se destruyen  las señales elevadas o pintadas en el piso; cada cual se cree dueño único de las vías y  no reconoce el derecho de los demás a utilizarlas racionalmente. Es el reinado del  “madrazo”, el  “a  mí nadie ni nada  me importa”  y  el  “usted no sabe quién soy yo”.  La anarquía casi total.

Y las consecuencias naturales: el aumento  de los accidentes de tránsito –especialmente de las motocicletas- y el del número de víctimas, muertos y heridos.

Y no es solo cosa  de las autoridades; es la falta de cultura ciudadana al conducir y al circular por las vías.

Algunos eternos  autoproclamados voceros  de la opinión pública reclaman a cada  muerto y herido, que solo es responsabilidad del alcalde en ejercicio y de las autoridades policivas y  de tránsito. Quizá no han sido  suficientes y no han persistido las acciones de educación de la comunidad; los cursos en escuelas y colegios, los payasos y saltimbanquis cordiales en las esquinas; los comparendos educativos,  las cartillas y los artículos ilustrativos que se distribuyen periódicamente a  los conductores… Cientos de  iniciativas puestas en práctica con la mejor  intención de acertar. 

Todo parece  ineficaz  Nada resuelve el problema. Ni siquiera el fuete  y las multas.

Es hora de reflexionar, de que cada conductor  y peatón comprenda que es necesario el acatamiento a  unas  normas que se  dictan y se aplican con la intención de mejorar la convivencia ciudadana. Si queremos que  disminuya  el número de víctimas, tenemos qué pensar en nuestra  propia actitud y responsabilidad No solo en la de los otros y las autoridades. 

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