¿VUELVE LA HISTORIA A LAS AULAS?
Por: Delimiro Moreno
¿O nunca se ha ido de ellas?
El interesante debate fue abierto entre nosotros en el foro realizado en la agencia cultural del Banco de la República con participación del secretario municipal de educación Alfredo Vargas, miembros de la Academia Huilense de Historia, docentes de Ciencias Sociales y un público participativo interesado en el tema.
Para el magister, expresidente y actual vicepresidente de la Academia Huilense de Historia, y uno de nuestros más sólidos investigadores y divulgadores, Reynel Salas Vargas, ella nunca se ha ido de las aulas al amparo de los profesores de ciencias sociales, de las que forma parte esencial esa materia. Recordó sus épocas de secretario de Cultura departamental y las líneas trazadas para el estudio de las ciencias sociales, y señaló que en ellas no se descartó, como no podía hacerse, el estudio del devenir histórico de nuestro pueblo. El actual secretario municipal de Educación advirtió el sesgo que se está promoviendo en su estudio, al desvirtuar la esencia de la historia más moderna de nuestro país al predicar que entre nosotros no hubo conflicto armado por razones políticas ideológicas, sino simple exacerbación del crimen organizado al que hay que combatir sin compasión.
El debate continúa. Pero no puede desconocerse que la absoluta mayoría de las nuevas generaciones no han recibido en las aulas una información crítica de la historia y desconoce sus procesos más importantes; no está siendo dotada de los instrumentos que le permitan mirar críticamente el pasado, para enfrentar el presente y diseñar el futuro. No sabe –porque nadie se lo ha enseñado- el proceso de la violencia colombiana de los últimos 70 años; ignora quién fue Jorge Eliécer Gaitán y el impacto histórico de su asesinato. Por eso, es fácil inculcarle la idea de que no hemos tenido conflicto armado y todo se reduce a la existencia de criminales empeñados en continuar su tarea antisocial con la complicidad de quienes, perversamente, les atribuyen ideales que no tienen y objetivos que no se han trazado.
De cómo se enfrente la Memoria Histórica del país se construye nuestro presente y depende nuestro futuro. Cuando el sector dominante de la sociedad impone su peculiar criterio sobre la realidad histórica y no permite el análisis desde otras miradas ni la crítica a sus dogmas, estamos ante la más inflexible de las dictaduras.
Cuando se tergiversa, por ejemplo, el papel de los “padres fundadores” de otra nación en nuestro origen, se le está dando a aquella autoridad para que continúe su dominio sobre nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro. Nos hipoteca a esa nación imperial. Y justifica históricamente su dominio sobre nuestra suerte.
¡He ahí la importancia del estudio de la historia, que no puede quedar en simple adendo de las ciencias sociales, quizá el menos relevante, cuando es el esencial de ellas!