Zonas azules y la población en condición de discapacidad en Pitalito.
Por: María Eugenia Herrera Gutiérrez
Desde el año 2014 se lideró, por parte de representantes de la población en condición de discapacidad, las zonas azules como un medio de trabajo para los muchos laboyanos que no tenían posibilidad distinta para generar un medio de sustento, y que querían sentirse útiles para la sociedad; por ello, en el Gobierno de entonces se buscó crear espacios físicos en las vías del microcentro de Pitalito, para indicar que serían zonas de parqueo temporal, en donde la población en condición de discapacidad podría recibir por parte de los usuarios de la misma, una contribución mínima que fuera la retribución por cuidar sus vehículos y preservar algo de orden en el microcentro de Pitalito, cabe resaltar que no existe ningún parqueadero público y los pocos parqueaderos privados que hay, son insuficientes para alojar la multitud de vehículos que circulan diariamente en el Municipio.
Las decisiones tomadas por el burgomaestre de turno, no son las más acertadas y cada día el atropello al hacer cumplir la ley en materia de no estacionamiento de vehículos en el microcentro, hacen que se termine afectando también el comercio que deja de vender sus productos muchas veces por el temor que enfrentan los conductores, a que sus vehículos sean levantados por la temible grúa y sean impuestos comparendos sancionatorios, por un valor que en época de pandemia cada día es más difícil de conseguir.
Frente al tema de las zonas azules, en Pitalito que fueron prohibidas pero siguen demarcadas y no hay señalización que las prohíba, debemos decir que la gente actúa de buena fe y bajo el principio de la confianza legítima. Si quienes han sido sancionados exigieran la exoneración del comparendo al invocar el precepto que establece que en estricto derecho, aquello que no está prohibido es permitido, gran parte de esas sanciones impuestas serian desvirtuadas, ya que son bastantes los perjudicados por estas medidas improvisadas.
La inconformidad ciudadana crece cada día más, en cuanto al manejo del Instituto de Tránsito Municipal, institución creada hace muy poco tiempo, se requiere consolidar su imagen como una entidad que propende por el cumplimiento de la normatividad y por la sana convivencia de todos los actores de la movilidad en Pitalito, municipio que es eje vial del Surcolombiano.
Grandes retos deben asumir con sabiduría y prudencia los mandatarios en el componente de movilidad y tránsito; por ahora la protesta social será la única manera en que los ciudadanos en condición de discapacidad, exigirán que no les arrebaten por Decreto su único medio de trabajo, en un Municipio que se desarrolla a pasos agigantados y que no ha logrado encontrar su norte en materia administrativa, ni tránsito ni en movilidad.